SEGUNDO NIVEL, CLASE 7

 

La Resurrección de Jesús

 


 

“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!” (Lc 24,34). Con esta fórmula resume Lucas la afirmación decisiva de nuestra fe. El movimiento de Jesús hubiera concluido con el fracaso de la cruz y la dispersión de sus seguidores si no hubiera sido por ese acontecimiento excepcional con el cual todo comenzó de nuevo. La proclamación de la resurrección de Jesús es absolutamente fundamental y sin ella no habría fe cristiana. Y es en la veracidad de esta afirmación donde nuestra fe se juega su ser o no ser. Porque, como señaló ya en los primeros tiempos el apóstol Pablo, si Jesús no hubiese resucitado la predicación sería vana y seríamos los hombres más dignos de compasión (1 Cor 15, 14.19).

 

El mensaje sobre la resurrección de Jesús contradice nuestra experiencia diaria sobre la muerte, que se nos presenta como algo definitivo, sin posibilidad de retorno. Es por eso  por lo que su aceptación no ha estado exenta de problemas. Ya en los relatos evangélicos podemos descubrir huellas de las dudas y de la incredulidad con la que algunos recibieron la noticia. Dos mil años después de aquellos hechos, ¿es posible sostener razonablemente nuestra fe sobre la resurrección de Jesús? ¿Fue la resurrección un acontecimiento real, o se trata de algo meramente simbólico, de un mito legendario? ¿Qué razones podemos ofrecer para que no se nos acuse de que nuestra fe en la resurrección de Jesús carece de todo fundamento?

 

La resurrección de Jesús es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Se trata, ciertamente, de un acontecimiento único, difícil de reducir a esquemas o conceptos conocidos. Pero, pese a todo, dejó huellas que aún podemos reconocer y que nos permiten afirmar que nuestra fe en la resurrección de Jesús no es irracional, sino que se puede fundamentar sólidamente de un modo racional. Vamos a reflexionar brevemente sobre algunas huellas, signos y testimonios que nos pueden servir para fundamentar racional y críticamente nuestra fe en la resurrección de Jesús.

 

 

10 razones por la cual la Resurrección de Cristo es importante:

 

 

1. La resurrección de Cristo Jesús significa que somos justificados ante Dios.

”…que cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”, Romanos 4:25. Por causa de nuestros pecados, la humanidad está separada de Dios y es incapaz de tener una relación con Él (Ro. 6,23; Is. 59,2). Las Escrituras dicen que “éramos por naturaleza hijos de ira” (Ef. 2,3), porque hemos quebrantado la ley de Dios. Y por causa de su justicia, Dios tiene que derramar su ira a los que quebrantan su ley.

 

 

2. La resurrección de Cristo Jesús demuestra que Él venció la muerte.

 

La muerte es el enemigo de la humanidad y el castigo justo por los pecados de cada uno de nosotros (Ro. 6,23).  El índice de mortalidad siempre será 100%. Ningún monto de esfuerzo, poder, o riquezas podrá ayudarnos a escapar del alcance de la muerte. Ahora, Cristo resucitó porque la muerte no podía retenerlo. No tenemos que temer al castigo que viene después de la muerte: ”’¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Donde, oh sepulcro, tu aguijon?’ El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”, 1 Corintios 15,55-57.

 

3. La resurrección de Cristo Jesús significa que los creyentes están unidos con Cristo (2 Co. 4,14).

 

Cuando creemos en Cristo, somos unidos con Él por la fe. La unión con Cristo significa que cuando Dios nos mira, Él no ve nuestra pecaminosidad, sino la justicia de Cristo. Significa que hemos muerto con Él y vivimos con Él (Ro. 6,8). Esta unión solo es posible a través de la resurrección de Cristo. Es semejante a cuando una pareja se ha unido en matrimonio, que las cosas de un esposo pertenecen a su esposa. Los cristianos reciben la justicia de Cristo por medio de su unión con Él (1 Co. 1,30).

 

4. La resurrección de Cristo Jesús confirma la verdad de las Escrituras.

 

 

“Pero quiso el Señor quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando Él se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a Su descendencia, prolongará Sus días, y la voluntad del Señor en Su mano prosperará. Debido a la angustia de Su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos. Por tanto, Yo Le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó Su alma hasta la muerte y con los transgresores fue contado; llevó el pecado de muchos, e intercedió por los transgresores”, Isaías 53,10-12.

 

 

5. La resurrección de Cristo Jesús prueba que el evangelio es verdadero (1 Co. 15,1-4).

 

Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes… y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa; todavía están en sus pecados. Entonces también los que han dormido (han muerto) en Cristo están perdidos. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima”, 1 Corintios 15,14, 17-19.

 

Pablo explica que la resurrección no es solo una parte fundamental del evangelio, sino que es el pegamento que sostiene cada parte del evangelio. Sin la resurrección, los cristianos creerían en vano y no tendrían esperanza. Pero Cristo ha resucitado y ahora tenemos la esperanza del perdón de nuestros pecados, el derecho de estar bien delante de Dios, y la vida eterna por medio de Cristo.

 

6. La resurrección de Cristo Jesús prueba que Él es el Hijo de Dios.

 

”[Jesucristo] fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por (como resultado de) la resurrección de entre los muertos…”, Romanos 1,4. Si Jesús hubiera muerto y quedara muerto, Él habría sido como los millones que venían antes de Él, y como los millones que vendrían después. Pero no sucedió así. Su resurrección prueba que Él es alguien único en la historia del mundo: el Hijo de Dios.

 

7. La resurrección de Cristo Jesús significa que Dios derramará el Espíritu Santo en los corazones de los que creen.

 

Después de la resurrección y ascensión de Cristo, Él mandó el prometido Espíritu Santo para continuar su trabajo en esta tierra. El ministerio terrenal de Cristo continua hoy a través de su gente, en quienes mora el Espíritu Santo. Cristo ayudará a su pueblo por el Espíritu, dándoles fuerzas, convicción y la guía para vivir una vida que agrada a Dios. “Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que ustedes ven y oyen”, Hechos 2,33.

 

8. La resurrección de Cristo Jesús nos da una esperanza viva

 

Los cristianos tenemos una esperanza tremenda porque nuestros pecados han sido borrados y somos justificados delante de Dios. Hemos pasado de ser enemigos de Dios a hijos perdonados por Dios con una herencia eterna que nadie puede quitar. ¡No hay una noticia mejor! “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes…”, 1 Pedro 1,3-4.

 

9. La resurrección de Cristo Jesús significa que resucitaremos en Él.

 

Cristo es las primicias de la resurrección de la muerte, y su resurrección es el precursor a la resurrección que todos los creyentes experimentarán (1 Co. 15,20). Los cristianos disfrutaremos la vida resucitada semejante a la de Cristo, con cuerpos glorificados (1 Co. 15,42-44). En esta vida sufrimos dolores y enfermedades, pero en la vida venidera no sufriremos.

 

10. La resurrección de Cristo Jesús significa que Él juzgará al mundo con justicia

 

“Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien Él ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres cuando Lo resucitó de entre los muertos”, Hechos 17,30-31.

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