PIONERO EN LA FE, EN LA FORMACIÓN Y LA INFORMACIÓN
SIERVO DE DIOS MONS. TOMÁS ANTONIO SANMIGUEL
Primer
obispo de la Diócesis de San Cristóbal Y pionero del periodismo en el occidente
de Venezuela y, la corta pero fructífera vida de Mons.Tomás Antonio Sanmiguel
Díaz se apagó un día, el 6 de julio de
1937, dejando un rico legado tras morir en aroma de santidad.
Vida
de Monseñor Tomás Sanmiguel
Nacido
en Valencia, de donde se trasladó en bestias hasta el Táchira, tomaría posesión
de la Diócesis el 23 de noviembre de 1923, siendo recibido bajo palio, con los
honores de la época otorgados por el mandatario regional, general Eustoquio
Gómez.
Sin
embargo, las cosas no serían fáciles para el obispo, que a pesar de su juventud
al estrenarse con la mitra de prelado a los 36 años de edad, se vería
seriamente aquejado por problemas de salud que lo llevarían demasiado pronto a
la muerte.
En
un extremo gesto de humildad intentó sin éxito renunciar en al menos dos
ocasiones a su condición de obispo para hacerse un “simple misionero” entre los
indígenas del entonces Vicariato Apostólico del Caroní, en el oriente
venezolano.
Sin
embargo, habida cuenta de su sobrada capacidad para el encargo como pastor de
la grey andina, el Papa Pío XI le rechazó el pedido recordándole sus votos de
obediencia.
Ese
y otros temas le llevarían de manera espontánea a forjar una sólida amistad con
el Secretario de Estado de la Santa Sede, Eugenio Maria Giuseppe Giovanni
Pacelli, quien más tarde se convertiría en el Papa Pío XII.
Entre
los archivos que ahora están a resguardo en el Vaticano, como parte del proceso
de beatificación que se sigue a favor de este Siervo de Dios, figuran cartas y
telegramas de los conmovedores intercambios entre el prelado y Pacelli en los
que el primero literalmente clama la dispensa para cumplir su sueño de
dedicarse a los indios.
Desde
la Santa Sede le pidieron un poco de paciencia. Pero al obispo del Táchira no
le alcanzarían las fuerzas físicas y moriría muy poco después de su último
intento en vano de cambiar los regios hábitos por unos más humildes.
Fundó la “buena prensa” y el
Seminario
Fue un profundo enamorado del
seminario, fiel defensor de la
verdad y de la corrección fraterna. En los archivos diocesanos se refleja de
manera patente su estricto apego a la moral y las buenas costumbres; así como
el agudo control de las vocaciones sacerdotales para tener “santos sacerdotes”.
Fundó
la “buena prensa”, como bautizara en sus páginas al Diario Católico en los
andes venezolanos, donde llegó a alcanzar los 15 mil ejemplares de lo que fuese
en sus inicios una “hojita diocesana”, convertida hasta hace poco en el único
periódico impreso católico de América Latina con diaria circulación.
Fijó los inicios del Seminario
Diocesano, con sobrados
esfuerzos que, al igual que en el caso de la prensa le valieron no pocas
diferencias e impasses con la Nunciatura Apostólica, que veía con celo sus
intentos mientras existían estructuras ya consolidadas en la capital.
El
periódico llegaba con hasta dos meses o más de retraso desde Caracas a los
Andes, y los seminaristas requerían un control riguroso, en el que demostraría
más tarde extraordinaria caridad y entrega paternal.
Vida
austera y humilde
Fue
particularmente austero, salvo en lo destinado de manera directa a la Iglesia.
Sus ingresos como prelado iban a parar con frecuencia al pago de estipendio por
misas para el Diario Católico, becas para seminaristas y ayudas para
estudiantes.
Recorrió
entera la diócesis, a pie y en burro, dos veces. Fue uno de los pocos
privilegiados en contar con un carro en la época, pero nunca lo usó, pues lo
rifó para obtener fondos que le ayudaran a consolidar su sueño de un Seminario
en Táchira, con ayuda de los padres eudistas.
Apenas
llegar, hizo de los andes una tierra especialmente fértil para las vocaciones
religiosas, donde los dominicos hallaron su cuna; al igual que las salesianas
italianas, y los padres redentoristas, que establecieron su la Capilla San
Antonio en 1927, apenas tres años después de llegado Sanmiguel.
Los
agustinos y los hermanos de La Salle, quienes en 1932 crearon el famoso colegio
que lleva su nombre, también son parte de la cosecha del Siervo de Dios, Tomás
Antonio.
Combatió
la masonería y el comunismo
Combatió
la mentira, luchó contra la masonería y el comunismo, realizó el Primer Sínodo
Diocesano promulgando los Estatutos de la Diócesis en 1936. Fue un claro
promotor de la vida religiosa y de los principios éticos.
Trabajó
sin descanso en una carrera episcopal que se le fue en un suspiro. La
celebración que preparaban el clero y sus fieles para dar gracias a Dios por
sus bodas de plata se vieron detenidas en un largo silencio por el crítico
estado de su salud que le llevaría a buscar ayuda en Caracas.
Ríos
de gente y mensajes de solidaridad de todo el mundo acompañaron la partida del
obispo Tomás Antonio, quien, murió “en aroma de santidad”.
El programa Eclesial Iglesia Doméstica de este día fue guiado por los hermanos de la Cofradía, con el señor Fernando Barrientos y Camilo Claro, fieles colaboradores de nuestra Basílica Menor san Antonio de Padua.
El programa es transmitido por Admirable Stereo 106.1 fm a las 9.00 am, y puedes conectarte online
https://admirable.radio12345.com/




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