La misión de la Iglesia y nuestra vivencia de fe
Origen, fundación y misión de la Iglesia
Para
penetrar en el Misterio de la Iglesia, conviene primeramente contemplar su
origen dentro del designio de la Santísima Trinidad y su realización progresiva
en la historia.
Un designio nacido en el corazón del Padre
"El
Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su
sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida
divina" a la cual llama a todos los hombres en su Hijo: "Dispuso
convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia". Esta
"familia de Dios" se constituye y se realiza gradualmente a lo largo
de las etapas de la historia humana, según las disposiciones del Padre: en
efecto, la Iglesia ha sido "prefigurada ya desde el origen del mundo y
preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua
Alianza; se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del
Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos"
La Iglesia, prefigurada desde el origen del
mundo
"El
mundo fue creado en orden a la Iglesia" decían los cristianos de los
primeros tiempos, Dios creó el mundo en orden a la comunión en su vida divina,
comunión que se realiza mediante la "convocación" de los hombres en
Cristo, y esta "convocación" es la Iglesia. La Iglesia es la
finalidad de todas las cosas e incluso
las vicisitudes dolorosas como la caída de los ángeles y el pecado del hombre,
no fueron permitidas por Dios más que como ocasión y medio de desplegar toda la
fuerza de su brazo, toda la medida del amor que quería dar al mundo:
«Así
como la voluntad de Dios es un acto y se llama mundo, así su intención es la
salvación de los hombres y se llama Iglesia»
La Iglesia, preparada en la Antigua Alianza
La
reunión del pueblo de Dios comienza en el instante en que el pecado destruye la
comunión de los hombres con Dios y la de los hombres entre sí. La reunión de la
Iglesia es por así decirlo la reacción de Dios al caos provocado por el pecado.
Esta reunificación se realiza secretamente en el seno de todos los pueblos:
"En cualquier nación el que le teme [a Dios] y practica la justicia le es
grato" (Hch 10, 35; cf LG 9; 13; 16).
La
preparación lejana de la reunión del pueblo de Dios comienza con la vocación de
Abraham, a quien Dios promete que llegará a ser padre de un gran pueblo (cf Gn
12, 2; 15, 5-6). La preparación inmediata comienza con la elección de Israel
como pueblo de Dios (cf Ex 19, 5-6; Dt 7, 6). Por su elección, Israel debe ser
el signo de la reunión futura de todas las naciones.
La Iglesia, instituida por Cristo Jesús
Corresponde
al Hijo realizar el plan de Salvación de su Padre, en la plenitud de los
tiempos; ese es el motivo de su "misión". "El Señor Jesús
comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada
del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras" . Para
cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los cielos en la
tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo "presente ya en misterio".
"Este
Reino se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la
presencia de Cristo". Acoger la palabra de Jesús es acoger "el Reino".
El germen y el comienzo del Reino son el "pequeño rebaño" (Lc 12, 32)
de los que Jesús ha venido a convocar en torno suyo y de los que él mismo es el
pastor (cf. Mt 10, 16; 26, 31; Jn 10, 1-21). Constituyen la verdadera familia
de Jesús (cf. Mt 12, 49). A los que reunió así en torno suyo, les enseñó no
sólo una nueva "manera de obrar", sino también una oración propia.
La Iglesia, manifestada por el Espíritu
Santo
"Cuando
el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la tierra, fue
enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente
a la Iglesia" . Es entonces cuando "la Iglesia se manifestó
públicamente ante la multitud; se inició la difusión del Evangelio entre los
pueblos mediante la predicación". Como ella es "convocatoria" de
salvación para todos los hombres, la Iglesia es, por su misma naturaleza,
misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas
discípulos suyos.
La Iglesia, consumada en la gloria
La Iglesia "sólo llegará a su perfección
en la gloria del cielo" (LG 48), cuando Cristo vuelva glorioso. Hasta ese
día, "la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones
del mundo y de los consuelos de Dios". Aquí abajo, ella se sabe en exilio, lejos del Señor , y aspira al advenimiento pleno del Reino, "y espera y desea con
todas sus fuerzas reunirse con su Rey en la gloria". La consumación
de la Iglesia en la gloria, y a través de ella la del mundo, no sucederá sin
grandes pruebas. Solamente entonces, "todos los justos descendientes de
Adán, `desde Abel el justo hasta el último de los elegidos' se reunirán con el
Padre en la Iglesia universal".
La
enseñanza de hoy fue dirigida por el Grupo de Apostolado de la Legión de María
de nuestra Basílica Menor San Antonio de Padua.
Transmitida
por Admirable Stereo 106.1 fm a las 9:00 am conéctate todos los días con
nosotros en este programa eclesial Iglesia Doméstica.
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