LA IGLESIA PRESENTE EN NUESTRO HOGAR

 


Iglesia Doméstica

Los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo

Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra cosa que la "familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, "con toda su casa", habían llegado a ser creyentes. Cuando se convertían deseaban también que se salvase "toda su casa". Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente.

En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, "Ecclesia domestica".


En el seno de la familia, "los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada".

Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, "en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras". El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y "escuela del más rico humanismo". Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida.

Es preciso recordar asimismo a un gran número de personas que permanecen solteras a causa de las concretas condiciones en que deben vivir, a menudo sin haberlo querido ellas mismas. Estas personas se encuentran particularmente cercanas al corazón de Jesús; y, por ello, merecen afecto y solicitud diligentes de la Iglesia, particularmente de sus pastores. Muchas de ellas viven sin familia humana, con frecuencia a causa de condiciones de pobreza. Hay quienes viven su situación según el espíritu de las bienaventuranzas sirviendo a Dios y al prójimo de manera ejemplar. A todas ellas es preciso abrirles las puertas de los hogares, "iglesias domésticas" y las puertas de la gran familia que es la Iglesia. "Nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia de todos, especialmente para cuantos están `fatigados y agobiados´".

Ya desde el tiempo de los Apóstoles, la familia fue vital en la existencia de la Iglesia

En la Iglesia primitiva había dos clases de asambleas en las que participaban los cristianos:

“Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas… Alababan a Dios y gozaban de la simpatía  de todo el pueblo” (Hch 2, 46-47);

 

“Y no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Nueva de Cristo Jesús cada día en el Templo y por las casas” (Hch 5, 42).

La Vulgata (la traducción de la Biblia al latín realizada por san Jerónimo en la segunda mitad del siglo IV), al  hablar de que el apóstol san Pablo con frecuencia saludaba a la Iglesia que se reunía en las casas utiliza la expresión “Iglesia doméstica”.

Por tanto para el Apóstol Pablo la casa es el lugar donde se reúne la comunidad eclesial, en la que reside la plenitud de la Iglesia.

 

“Desde sus orígenes el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, ‘con toda su casa’ habían llegado a ser creyentes (Hch 18,18). Cuando se convertían, deseaban también que se salvase ‘toda su casa’ (Hch 16,31). Estas familias convertidas eran islas de vida cristiana en un mundo no creyente”



La caridad, el testimonio cristiano de sus miembros, era un medio muy eficaz para extender el mensaje.

Ya en aquellos momentos iniciales la casa o pequeña porción de Iglesia, jugó un papel muy importante en la evangelización al constituirse en el centro de la vida eclesial y de la evangelización pues en ella eran acogidos los misioneros y se cultivaba la hospital.



El programa eclesial del día de hoy fue llevado por la Hermandad de Nazarenos de la Basílica Menor San Antonio de Padua, por los hermanos mayores Carolina Baracaldo y Alexander Rios, Dios los bendiga por su labor de evangelizar al pueblo de San Antonio del Táchira. Este programa fue transmitido por la Emisora Admirable Stereo 106.1 fm en el horario de las 9:00 am.

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